La fiesta conserva el sentido en su origen: entregar la vida por amor
13 de febrero 2010 (romereports)
Esta puerta esconde la historia de
uno de los santos más conocidos, al menos de nombre. San Valentín. Es una
catacumba del siglo 3 que se abre sólo el día de San Valentín, un sacerdote
mártir. Pero según los historiadores,
cuando hoy por hoy se habla del patrón de los enamorados, no se habla de uno
sino de dos santos.
Fabrizio Visconti
Pontificia Comisión de Arqueología
Sacra
“En realidad, existen dos San
Valentín. Dos santos mártires que murieron durante las persecuciones del tercer
siglo, o en la persecución de Diocleciano, del año 250, o en la de Valerio, en
el 256, antes de las grandes persecuciones del cuarto siglo”.
Visconti es el principal
responsable de las catacumbas de Roma. Dice que estos pies pertenecen a
mártires, probablemente uno de ellos es San Valentín.
Había dos pisos de catacumbas y una
basílica. Se enterraba a los mártires en la basílica. Se sabe quiénes eran
gracias a fuentes históricas. Hay un famoso pasaje del siglo V o VI que habla
de un mártir llamado Valentín, que fue enterrado aquí, en la Vía Flaminia, una
vía llena de cementerios. El otro San Valentín fue obispo de
Terni, una ciudad del centro de Italia. Murió también mártir en el siglo III,
pero su fama de patrón de los enamorados es mucho más reciente.
Mario Ottaviani
Basílica de San Valentín, Terni,
Italia
La devoción a San Valentín como
patrón de los enamorados ha empezado en los últimos 50 o 60 años.
Los tiempos han cambiado. Ahora,
los enamorados romanos no van a la catacumba sino a Puente Milvio. Como símbolo
de su amor eterno, escriben sus nombres en un candado, lo cierran y tiran la
llave al ríoTíber.
El mundo se ha hecho su propia idea
de San Valentín, y lo ha convertido en un día muy especial. Aunque al final, la
fiesta conserva la filosofía que vivieron estos dos santos: entregar su vida
por amor.
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